Lo bueno de viajar por Eslovenia es la dimensión del país,
en apenas tres horas cambias totalmente de lugares y regiones.
Tras pasar unos maravillosos días en el lago Bohinj nos dirigimos a la capital eslovena, Ljubljana, a través de su red de autopistas donde el uso de laviñeta es obligatorio, en nuestro caso por 30 euros para 30 días, es decir no hay sistema de peajes, cada ciertos kilómetros controlan mediante video cámaras o sensores en peajes sin barreras, donde el paso es libre, si llevas la pegatina puesta en el cristal delantero.
Conducir es una
delicia por estas autopistas, numerosos caravaneros procedentes de
Alemania y Holanda se dirigen hacía Croacia a través de este curiosos sistema
de autopistas.
Llegamos a la capital y usamos la aplicación móvil de Park4night para
encontrar un parking en el centro de Ljubljana para estacionar la autocaravana.
Sorpresa, hoy es gratis por ser domingo.
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Parking junto al río en pleno centro para nuestra autocaravana en Liubliana |
Caminamos bajo un sol abrasador por la orilla de la río Ljubljanica, que la atraviesa hasta llegar, apenas 100 metros más adelante, al centro, donde una parada para tomar algo refrescante se impone.
Encontramos el puente con los dragones de color verde símbolo de Eslovenia y que parecen sacados de una escena de Juego de Tronos. Muy cerca se encuentra un bonito mercado exterior de puestos de madera con productos de la zona, la mayoría vacíos al ser domingo.
En lo alto, una gran bandera anuncia la presencia del castillo roquedo de Liubliana. Hay un funicular para subir a verlo, pero decidimos seguir nuestro paseo por la orilla del río hasta encontrar el siguiente puente, el puente triple, que son 3 en uno. Allí encontramos una chica sevillana que nos pide que le saquemos una foto y se agradece oír hablar español.
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Calles de Liubliana con el castillo al fondo |
Toda la orilla del río se encuentra llena de terrazas, cafés y restaurantes con un ambiente estupendo tanto de día como (dicen) también de noche. El calor era intenso así que elegimos una amplia terraza a la sombra para tomar una limonada casera y unas cocacolas mientras disfrutábamos del río, el ambiente y la hospitalidad eslovena
Viajar por Eslovenia es fácil si controlas el inglés, ellos
lo hablan perfectamente y además se esfuerzan por hacerse entender y agradar al
visitante.
Seguimos el paseo hasta el puente de las columnas desde el que hay una bonita vista del castillo, de las callejuelas que suben por la zona antigua y del río.
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Puente de las columnas |
Seguimos el paseo hasta el puente de las columnas desde el que hay una bonita vista del castillo, de las callejuelas que suben por la zona antigua y del río.
Un sistema de barcazas atraviesan plácidamente el río para
que los visitantes puedan ver la ciudad desde otra perspectiva fluvial, casi en cada esquina encontraréis personas vendiendo la excursión.
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Liubliana también puede visitarse en barco por el río |
Se avecina tormenta, mucho calor y carga eléctrica en el
ambiente nos hace volver a la autocaravana paseando por la otra orilla del río y continuar al que será nuestro siguiente
lugar de pernocta, el Castillo de Otočec en vez de dormir en Liubliana. Cambio de planes sobre la marcha y, una vez más ¡Acierto total!
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