El tiempo nos está respetando en Eslovenia, si acaso alguna
tormenta eléctrica por la tarde noche, los días son perfectos, así que nos
animamos a ver las cuevas de Skocjan, Patrimonio de la Humanidad, ahora que ya tenemos experiencia en cuevas tras haber
visitado Postojna.
El parking es gratuito a la entrada del recinto, aunque es un descampado sin asfaltar y con bastante cuesta, se ven
varias autocaravanas así que allí aparcamos con intención de visitar la cueva,
comer y seguir ruta para pernoctar.
Ya nos habían advertido que las cuevas de Skocjan ó Park
Skojanske Slovenija es a la cueva de Postojna, como el lago Bohinj al lago Bled,
es decir la fama la llevan Bled y Postojna, pero las realmente hermosas y
salvajes son Bohinj y Skocjan.
Así que con ésta premisa compramos los tickets y entramos rápidamente porque la visita estaba a punto de comenzar. Elegimos el grupo de habla en inglés, aunque también hay para elegir guía en
italiano o alemán.
Un breve paseo de 500 metros nos acerca a una ribera, que desvela una quebrada en la tierra. En
este momento, los guías nos separan por grupos y preguntan si hay alguien con
vértigo, ya que hay un paso que tiene un voladizo de 45 metros de altura ¡bajo
tierra!
Iniciamos el descenso por galerías con algo de iluminación
artificial y nos ponemos el jersey, otra vez de 32 grados en el exterior a 10
grados en el interior, aunque en esta cueva hace menos frío que en Postojna.
Enseguida queda claro por qué ésta cueva es Patrimonio de la Unesco, una gran bóveda de 146 metros de altura se abre ante nosotros con un río
subterráneo. Para cruzarlo hay que atravesar un puente colgante sobre 45 metros de altura. La
gruta es inmensa y profunda. Si en ese momento nos apareciera un dinosaurio, me
lo creería, (el sitio es abrumadoramente bello).
El paseo entre galerías, estalactitas y estalagmitas se
sucede entre las explicaciones de la guía, el grupo avanza lentamente con la boca abierta, alguien
saca una foto con flash y la guía le reprende por ello (está prohibido sacar fotos, incluso sin flash). Todos los guías
con los que hemos estado desde el rafting, pasando por el museo o las cuevas
cuidan y dan ejemplo de cómo hacerlo, de su país y su riqueza paisajística.
Por mucho que hubiera visto imágenes o información de la
gran catedral que se ha formado allí abajo no le hubiera hecho justicia. Esta región se llama Karst y de aquí viene la palabra karstico que se usa para denominar el tipo de suelo poroso por estar formado de materiales calcicos que favorece la formación de cuevas. Avanzamos hacia lo que la guía nos dice que era la entrada natural de la gruta
inicialmente.
Pero aquí no acaba todo, al llegar a la salida de la cueva
otra sorpresa nos aguarda. Podemos realizar un paseo señalizado a través del
cañón que el río ha horadado con el paso de los años y contemplar las cascadas
que el terreno de origen kárstico ha ido formando. Una curiosidad: el río se llama Río. Es el reka Reka (El río Río en esloveno). Nos explican que como era el único río del la zona, siempre se le ha llamado "EL río" así que no tiene otro nombre. Curioso ¿no?
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Salida de la cueva |
Otros grupos de personas de diferentes nacionalidades nos adelantan, japoneses, indonesios e irlandeses rondando la veintena de años nos indica que la capital del país Ljubjana es zona Erasmus. Pasamos por la cueva prehistórica en la que se están llevando a cabo unas importantes excavaciones sobre la vida de los primeros hombres en esta zona. Y también vemos maravillosas cascadas.
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Cascadas exteriores en el sendero de subida |
Al llegar al final del camino por el cañón y terminar su ascenso a la superficie nos encontramos una maravillosa sorpresa: ¡¡un carrito de helado a 1 euro!! Premiamos la iniciativa del sonriente heladero y no sé si por el calor y la oportunidad o porque realmente eran buenos, nos saben a gloria. Son tan naturales que su sabor y textura es difícil de encontrar en España, le doy las gracias por estar allí y nos vamos a la autocaravana a comer.
Una vez repuestas las fuerzas, y dado que son las 16 horas, nos preguntamos qué podemos visitar antes de llegar al lugar de pernocta. La
suerte de Eslovenia es que con pocos kilómetros avanzas mucho país y puedes
visitar lugares totalmente diferentes.
Nos enteramos que hay un famoso criadero de caballos en el
pueblo de Lípica que nos coge de camino hacia el valle de Vipava el cual nos
acercará hacia la frontera con Italia.
LIPICA
Llegamos a la hípica más famosa del país, los montes han
desaparecido, prados verdes se suceden, vallas blancas rodean la carretera,
parece de un tiempo élfico. Lípica es un orgullo para los eslovenos. Estos caballos son cotizados en el mundo entero. Curiosamente nacen oscuros y al crecer van adquiriendo su capa blanca, con sus largas crines al viento. En su web podéis aprender más sobre la historia y ver todos los programas de visitas y actividades de los que disponen para los turistas.
Cuando nos acercamos por la carretera, rodeada de vallas blancas, vemos varios coches parados en los arcenes y en seguida vemos por qué. Toda una manada de yeguas y caballos de capa blanca con sus potrillos pasta tranquilamente junto a la carretera que da acceso a la finca.
Cuando nos acercamos por la carretera, rodeada de vallas blancas, vemos varios coches parados en los arcenes y en seguida vemos por qué. Toda una manada de yeguas y caballos de capa blanca con sus potrillos pasta tranquilamente junto a la carretera que da acceso a la finca.
El espectáculo es muy relajante, estos caballos trasmiten
belleza y paz, están bien cuidados, la imagen nos anima a acercarnos a la
recepción de venta de tickets.
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Yeguada de Lípica pastando en el prado al atardecer |
Sin embargo, al preguntar por información sobre las
diferentes modalidades de entradas combinadas para visitar la cuadra, hasta
cuatro opciones diferentes, ignoramos si esa mujer había tenido un mal día pero
fue la primera persona en Eslovenia que no tenia ganas de dar explicaciones
acerca de los horarios y precios y tipos de entradas, por lo que decidimos
volver a los prados donde estaban los caballos para contemplarlos una vez más.
Lo cierto es que llegamos un poco tarde y ya había terminado la exhibición diaria que hacen con los caballos, pero nos hubiera gustado ver algo más. Sin duda que una sonrisa en la persona de recepción hace que te animes a ver cosas que quizá nunca hubieras visto, como nos pasó en el Museo de Historia Militar. Sin embargo en Lípica, el desinterés de la señora de la entrada nos hizo marcharnos con cierta frustración. Menos mal que la belleza de estos caballos todo lo cura.
Lo cierto es que llegamos un poco tarde y ya había terminado la exhibición diaria que hacen con los caballos, pero nos hubiera gustado ver algo más. Sin duda que una sonrisa en la persona de recepción hace que te animes a ver cosas que quizá nunca hubieras visto, como nos pasó en el Museo de Historia Militar. Sin embargo en Lípica, el desinterés de la señora de la entrada nos hizo marcharnos con cierta frustración. Menos mal que la belleza de estos caballos todo lo cura.
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