Si sois amantes del vino y la gastronomía no podéis dejar de leer este episodio de nuestro viaje por Eslovenia. Siempre he pensado que donde hay viñas hay gastronomía memorable y buena gente. En esta ocasión no me equivocaba.
En este viaje por Eslovenia hemos descubierto que aplicaciones como Park4night o Campercontact y cambiar la ruta a sobre la marcha te hace encontrar lugares fascinantes.
En nuestra guía de viaje había una referencia al Valle vinícola de Vipava y como eso es un atractivo irresistible para nosotros, echamos un vistazo a nuestras apps a ver qué encontrábamos. En Campercontact localizamos un alojamiento curioso: una bodega con piscina y 10 plazas de parking entre viñedos por 10€ la noche. ¡Allá vamos!
En este viaje por Eslovenia hemos descubierto que aplicaciones como Park4night o Campercontact y cambiar la ruta a sobre la marcha te hace encontrar lugares fascinantes.
En nuestra guía de viaje había una referencia al Valle vinícola de Vipava y como eso es un atractivo irresistible para nosotros, echamos un vistazo a nuestras apps a ver qué encontrábamos. En Campercontact localizamos un alojamiento curioso: una bodega con piscina y 10 plazas de parking entre viñedos por 10€ la noche. ¡Allá vamos!
Al salir de las Cuevas de Skocjan y Lípica nos dirigimos al norte hacia el valle de Vipava dejando para otro viaje la costa eslovena. Las carreteras interiores eslovenas son estrechas pero suficientes para la autocaravana y los vecinos que nos cruzamos, aunque hay que tener cuidado con las alturas en algunos tramos. A lo lejos se divisa una tormenta y el paisaje va cambiando hasta vernos conduciendo rodeados de viñedos, bonitos pueblos con sabor rural y lugareños
con puestos improvisados de venta de fruta.
Al llegar a Dornberk, el pueblo en el que se encontraba la bodega Saksida, nos costó un poco dar con el cruce y por una estrechísima carretera llegamos hasta la bodega y su pequeño kamp trasero que vemos a tope de caravanas y autocaravanas.
Al llegar a Dornberk, el pueblo en el que se encontraba la bodega Saksida, nos costó un poco dar con el cruce y por una estrechísima carretera llegamos hasta la bodega y su pequeño kamp trasero que vemos a tope de caravanas y autocaravanas.
Nos recibe Ingrid Saksida, la dueña del establecimiento, con
una sonrisa y un inglés envidiable y nos acomoda en un hueco junto al viñedo. El lugar es un
remanso de paz. Otros campistas ya han llegado, o llevan varios días, están
disfrutando de la piscina, vemos una Adria Matrix, una autocaravana Hymer, una
familia con bicicletas y con tiendas Quechua y en un lado un autobús marca
Morello y una Vw T2 California Está claro, no importa cómo viajes, a todos
nos gusta este estilo de vida.
Disfrutamos un rato de la piscina, a pesar de que la tormenta seguía amenazando y, a la vez, ofreciendo una luz increíble a los viñedos. Tras probar las duchas, unas instalaciones pequeñas pero bien cuidadas, vemos que todo el resto de campistas ha desaparecido.
Como habíamos leído que hacían catas de vino en la bodega, pensamos que sería a esa hora y nos acercamos a la puerta para ver si nos podíamos unir. Cual fue nuestra sorpresa al comprobar que todo el camping estaba comiendo en la terraza de la bodega!!!
Disfrutamos un rato de la piscina, a pesar de que la tormenta seguía amenazando y, a la vez, ofreciendo una luz increíble a los viñedos. Tras probar las duchas, unas instalaciones pequeñas pero bien cuidadas, vemos que todo el resto de campistas ha desaparecido.
Como habíamos leído que hacían catas de vino en la bodega, pensamos que sería a esa hora y nos acercamos a la puerta para ver si nos podíamos unir. Cual fue nuestra sorpresa al comprobar que todo el camping estaba comiendo en la terraza de la bodega!!!
Eso era un indicativo de que la cena merecía la pena, así que hablamos con Ingrid y rápidamente nos preparan una mesita con vistas al viñedo y nos explican que disponen de un menú degustación que va de la mano con un maridaje de sus vinos para que podamos probar tanto la excelente cocina de su marido, Marko, como los grandes vinos que elabora su familia. Nos parece el plan perfecto.
Para el pequeño de la familia le preparan un plato con
estilo gourmet pero que a todo niño le gusta, unos gnocchi con pollo y una presentación magnífica, asegurando el éxito de la velada
gastronómica.
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Trucha con espuma de cítricos |
La cena fue una gran sorpresa gastronómica, tanto por la calidad de los platos como por la originalidad de las presentaciones. Digna de nuestro blog www.turistacompulsiva.com en el que solemos hablar de nuestros viajes gourmet.
El menú consistía de unos entremeses variados (con un papel de fondo imitando un periódico español) polenta y embutidos locales, una crema caliente de guisantes con sorpresas de sabor helado, una reinterpretación de la típica trucha eslovena, un cordero asado y deshuesado tan suave que se deshacía en la boca y hasta el peque dijo que era el mejor cordero que había probado nunca y, por último, una maceta de tierra de chocolate con helado de melocotón de Vipava. Un resumen modernizado de la gastronomía eslovena, aprovechando todos los excelentes productos locales. Cocina kilómetro cero interpretada de una manera moderna y deliciosa. No nos esperábamos una cena así en un camping de un pequeño pueblo.
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Uno de los excelentes vinos de la bodega |
Los vinos no se quedaron atrás, probamos 8 vinos diferentes, empezando por un blanco seco, un rosado fresco para pasar a un blanco dulce con crianza en barrica y seguimos con tres tintos diferentes, alguno de ellos memorable, un espumoso y para cerrar, un extra, un vino pasito dulce de estilo italiano que acompañó al postre y nos llevó hasta un café con flores adornado por el atardecer que agota su tiempo dando paso a una luna indescriptible. No queríamos levantarnos de la mesa.
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Cordero asado con gnocchi gigantes. El mejor que he probado nunca |
Por cierto, todo el festín fue de 94€ para los tres. Un menú de 5 platos y 7 vinos con café y pastas incluido. Nos pareció muy económico teniendo en cuenta la calidad y la presentación de los platos.
Por la mañana teníamos que irnos de Eslovenia hacia Italia, las vacaciones se estaban terminando. Dejamos Saksida con mucha pena y el deseo de volver algún día a disfrutar de su hospitalidad y de su gastronomía y vinos. Nuestros vecinos llenaban sus garajes de vino de la bodega y nosotros lamentábamos haber viajado en avión con una auto alquilada porque no podíamos comprar vino. Tendremos que volver por carretera para poder comprar vinos y productos locales.
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